jueves, 13 de diciembre de 2007

RELIGIÓN Y GUERRA .... CUENTO DE NUNCA ACABAR




La existencia de infinitas religiones en el mundo entero, ha sido causa de diversos conflictos divinos. Realmente, ¿Qué Dios permitiría tanta sangre y violencia en su nombre?, la diferencia radica en la distinción del bien y del mal, aunque para muchos lo bueno no siempre es lo mejor, o al contrario, lo malo; es lo más complaciente para otros.
La sociedad juega un papel sumamente importante en la creación de estas religiones: su inconformidad, su inestabilidad, y la necesidad de creer en ese alguien, lo convierte en un individuo confundido quizá con una pérdida de identidad propia.

El conflicto árabe-israelí es a la fecha, el más difícil entendimiento y solución en el mundo, pues no existe un diario o programa que no dedique sus páginas principales a informar sobre los nuevos acontecimientos que ocurren en esas tierras lejanas. Este problema, tiene sus raíces en el apoyo británico por medio de la declaración de Balfour de 1917 a las aspiraciones de establecer un hogar nacional judío en Palestina, consiste en la disputa entre árabes-palestinos y judíos por el control de territorios que consideran ancestrales suyos por razones religiosas.

Los judíos ya acostumbrados al sufrimiento vivido por parte de los nazis, estaban dispuestos a luchar por su “hogar nacional” y emprendieron una campaña terrorista contra árabes y británicos.

Se proclama la creación del Estado de Israel, la liga árabe (Argelia, Egipto, Irak) le declaró la guerra con el objetivo de reforzar la solidaridad entre los Estados Árabes.

Los resultados y consecuencias de toda guerra, resultan ser vergonzosos y trágicos en la mayoría de los casos, aunque estando en el lugar del “gran triunfador” solo queda… un buen sabor de boca.

Aún en la interminable guerra, los israelíes lograron sobrevivir y ocupar una mayor parte de palestina, la consecuencia más notoria de esta guerra, fue la situación de árabes-palestinos que se encontraban dentro del nuevo Estado de Israel después de que los terroristas judíos asesinaron a la población de una aldea palestina, cerca de un millón de árabes huyeron a Egipto, entonces ¿Para qué realizar la guerra?

Debemos dar mayor atención a nuestros asuntos terrenales (desempleo, pobreza) y no justificar nuestros deplorables actos de violencia con la palabra de Dios. Las armas, muertes, violencia y destrucción de nuestro territorio, no son un significante de “amor a la religión” sino de una mediocridad, como individuo.

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